Es un tema complicado. Afecta, por supuesto, pero de manera desigual. El nivel de piratería que hay en España es incomparablemente más alto que en casi cualquier otro país (cuando se lo comento a mis editores americanos o del norte de Europa, alucinan) así que es aquí la "zona cero" por decirlo de alguna manera. Es cierto que viene provocado por un precio -creo- excesivamente alto de los libros en formato digital, y que estos aún tienen un recorrido a la baja, pero entre el precio abusivo y el gratis total tiene que haber un término medio. No es de recibo que una novedad en digital cueste doce euros, pero tampoco es de recibo que, después de año y medio de trabajo para escribir una novela, no se compense mi tiempo y mi esfuerzo, ni el de los editores, maquetadores, etc... Hay que encontrar un punto intermedio y todos deben caminar hacia el. Precios justos, si, respetar el esfuerzo del autor y pagárselo, también.

Ha sido un año y medio de trabajo, entre la documentación y la escritura. El detonante de Fulgor fue un encuentro con una sombra oscura que tuve en una carretera de montaña, una noche de tormenta unas semanas antes de empezar a escribir. En medio de la negrura, vi una sombra oscura desplazándose al costado de mi coche, entre la lluvia, varios centenares de metros.... Imagínate el susto y la curiosidad a partes iguales que sentía. No sé todavía hoy que era aquello (posiblemente un animal, quiero pensar), pero de aquel encuentro a solas, en medio de la noche, surgió la idea que daría pie al resto de la historia.

¡Para nada! Cuando empecé El Principio del Fin ni siquiera sabía que aquella aventura se iba a convertir en una novela, así que mucho menos podía sospechar que aquel tipo de historias iban a sufrir una explosión de popularidad masiva. Eso si, cuando sucedió más tarde, no me sorprendió, pues el potencial de aquellos seres era demasiado potente como para que el público masivo no se diese cuenta de algo que ya habían descubierto algunos miles de aficionados unos años antes: El mundo distópico de los No Muertos era como una droga difícil de dejar...

Soy MUY perfeccionista y odio cometer errores (quizás es una herencia de mi pasado profesional como abogado). Soy de los que cree que si no eres capaz de escribir cada vez un poco mejor es que no estás haciendo algo bien. Me siento orgulloso de todos mis libros, porque cada uno de ellos refleja un momento distinto, tanto de mi mismo como de las historias que quería contar, pero es cierto que si tuviese que reescribir alguno de ellos, en todos cambiaría pequeñas cosas...

Puede que incluso más, o al menos esa es mi intención. La protagonista de Fulgor, Casandra, se enfrenta a uno de los rivales más formidables con los que puede tropezar un ser humano y tan solo puede contar con la ayuda de una persona...que no puede ayudarla. Podría contarte más, pero entonces...¿Dónde quedaría el placer de la sorpresa cuando leas el libro? :)

Muchísimo. Es la prueba definitiva de que la figura del escritor ha cambiado y que la relación que se mantenía con los lectores en el pasado ahora es totalmente distinta. Hace unos años, la única manera de interactuar con un autor era a través de firmas de libros, conferencias o incluso de manera epistolar. Hoy se puede conversar con los autores (con los que se dejan, al menos) a través de las redes sociales y casi en tiempo real. Eso es enriquecedor, no solo para el lector que puede saber como es y que piensa la persona que está detrás de esas historias que le emocionan y le hacen vibrar, si no que también es fantástico para el autor, porque obtiene un feedback inmediato de los lectores y sabe exactamente qué es lo que estos quieren.Todos salen ganando.

Espero que si, y de hecho ya hay mucho trabajo hecho en ese sentido...del que casi no puedo contarte nada por culpa de determinadas cláusulas legales, lo siento ;) En cuanto a Fulgor, lo que quiero transmitir es la gran duda que puede atenazarnos a todos en algún momento ¿Hasta dónde estamos dispuestos REALMENTE a llegar en caso de que nuestros seres queridos estén en peligro? ¿Qué es lo que estamos realmente dispuestos a hacer? Es una pregunta cuya respuesta no siempre nos resulta cómoda...

TODO. Es una profesión fascinante que da enormes satisfacciones, la más importante de las cuales es poder contar las cosas que sueñas a cientos de miles de personas y que éstas las compartan contigo. Sólo eso ya es algo mágico. Eso si, el precio que pagas por ello es dejarte exhausto cada vez que escribes una novela.

Creo que es la mejor novela que he escrito hasta el momento. Y si, es cierto que a medida que pasan los años mi forma de trabajar se va profesionalizando cada vez más, lo que de alguna manera se tiene que acabar trasladando a lo que escribo. Pero de todas formas, por mucho que se optimice la forma de escribir, lo más importante es no extraviar jamás aquello que hace que las historias sean especiales y que un autor no debe perder jamás de vista: La magia que hace que estas sean únicas.